domingo, 7 de septiembre de 2008

los de overol naranja

De la reforma petrolera, a pesar de lo poco que se mucho podría opinar, pero vale más creo lo que dicen aquellos que tristemente visten de color tan alegre, y todos los que se les relacionan.

Quince años habite en tabasco, y una ciudad que vive dominada por el petróleo, no es un edén. La educación es pésima, ocupa el deshonroso último lugar de la nación. La seguridad también, la población evita salir porque aun con “seguridad pagada” es imposible tener la certeza de regresar a casa.

Para empresas medianas les es incoherente participar en los concursos de PEMEX (en cuestión de capacitación) porque ya se sabe que esos concursos los gana quien ofrece más porcentaje y esas negociaciones se llevan a cabo en sobremesa y ofreciendo el sobre cerrado de cuánto cuesta el concurso. Y tienen a final de cuentas que ofrecer sus servicios a trabajadores sindicalizados que creen merecerlo todo, sin dar nada a cambio.

Gastan cantidades increíbles en capacitar a los empleados de PEMEX que año con año regresan a tomar los mismos cursos porque no los aprovechan. La ciudad se llena de WALMARTS, SANBORNS, y demás franquicias nacionales o extranjeras, para el servicio de unos pocos. Y claro, mucha de la población de clase baja también llega ahí, pero a trabajar por salarios de miedo.

La tristeza en naranja también habla de las empresas que están asentadas ahí , como Halliburton , Schlumberger, y de la noticia de los chinos que están trabajando en los pozos de la Chontalpa (estos últimos que no consumen ni contratan a ninguno de los habitantes del lugar)…. Bueno y disculpando la ignorancia, creo que eso es lo que se pelea que solo los mexicanos podamos trabajar los yacimientos del país, cosa que he desde hace mucho tiempo no es así.

PEMEX no contrata compañías nacionales, lo más cerca que puedes estar de trabajar con el negro, no sé si oro. Es ser empleado vestido de overol naranja subcontratado por las compañías que le trabajan a Pemex.

El edén al menos así es. Con paquete completo claro, que incluye las lluvias de chapopote, el no poder comer mariscos pues están llenos de aceite, ni poderte bañar en las playas porque son simplemente deprimentes y un zócalo lleno de campesinos que se quejan por las afectaciones de la paraestatal a sus tierras.

Pero bueno, sigamos invirtiendo tiempo en cosas infructuosas, por cambios que no sucederán, en materia que siempre ha sido así. Gritando olvidando el acostumbrado conformismo. Vestidos simbólicamente todos, de overol naranja.

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